La definición de joven tiene varias interpretaciones. Por lo general se considera jóvenes a las personas entre 15 y 24 años. A partir de una recomendación de Naciones Unidas hay un día en el año, el 12 de agosto, dedicado a visibilizar las condiciones en las que viven. Esa es una buena oportunidad entonces para reflexionar sobre la situación actual de las y los jóvenes en Argentina y el estado de las políticas públicas que se necesitan para mejorar su calidad de vida y proyección sobre el futuro.
Trabajo y brechas
En el país no consigue trabajo casi uno de cada 5 jóvenes (19,4%). Los datos surgen del último Informe sobre Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Argentina tiene la tasa de desempleo juvenil más alta de América Latina, seguida de Uruguay (19,2) y Colombia (19,1), y por encima del promedio regional (13,7).
La medición del PNUD, basada en datos de la Organización Internacional del Trabajo, abarca a los jóvenes de entre 15 y 24 años que han buscado trabajo remunerado y no lo consiguieron. Mientras que la tasa argentina es elevada con respecto al resto de América Latina, la cifra es similar al promedio de desempleo juvenil en Europa, de 19,5%.
Otro dato preocupante es que en Argentina los jóvenes (de 15 a 29) triplican la tasa de desempleo de los adultos (de 30 a 64): un estudio de CIPPEC indica que esa brecha se amplió en los últimos 10 años. Además, se ven más afectados por la precariedad laboral, y son los más vulnerables a perder el empleo en contextos de crisis.
Cabe aclarar que el índice de desempleo juvenil del PNUD incluye a los chicos de 15 años, aunque el trabajo a esa edad está prohibido en Argentina (la edad mínima es 16).
Pobreza y vulnerabilidad
Casi la mitad de los chicos son pobres en Argentina, de acuerdo con el estudio “La pobreza monetaria en la niñez y la adolescencia en Argentina”, que difundió recientemente Unicef.
A su vez, de todos ellos, 1,3 millones, el 10,8 por ciento de la población de chicas y chicos menores de edad, crecen en la pobreza extrema, es decir que en sus casas no llegan a garantizarle una canasta básica de alimentos.
Pero lo que este informe logró mostrar es quienes son los más vulnerables dentro de la pobreza infantil. Así, en el grupo de adolescentes que tienen entre 13 y 17 años, el índice de chicos pobres sube hasta 51 por ciento, mientras que en los hogares en que los padres están desocupados se dispara hasta el 84,8 por ciento.
Bienestar emocional y futuro
El porcentaje de adolescentes y jóvenes argentinos de entre 15 y 21 años que dice sentir un buen grado de bienestar emocional apenas alcanza al 18%. Es decir, más de cuatro de cada cinco chicos y chicas de la llamada Generación Z, los nacidos entre 1995 y 2001, la están pasando mal en Argentina, que así se convierte en el segundo país, después de Brasil, por el malestar emocional que experimentan sus adolescentes y jóvenes.
Son datos del estudio global “Generación Z: encuesta de ciudadanía mundial. Lo que piensan y sienten los jóvenes del mundo” realizado en veinte países a más de 20 mil jóvenes, mil por cada país, y divulgado a principios de año en todo el mundo. La encuesta, implementada de forma online, es una iniciativa de la Fundación Varkey, una ONG con base en Londres.
La autopercepción del bienestar físico, sentir que se duerme y se ejercita lo suficiente y se dedica suficiente tiempo a descansar y reflexionar, es otro factor que hace a la felicidad, de acuerdo con el reporte. En ese caso, el 16 % de los adolescentes y jóvenes de Argentina dice gozar de bienestar físico, casi en el promedio mundial del 17 %.
La relación con los padres y los amigos, centrales en la vida
Las relaciones personales con padres y amigos son otra variable clave para la felicidad general. En Argentina, los chicos que sienten que tienen una buena relación con sus padres y un vínculo sólido con sus amigos llega al 61 % y aunque es de las más bajas registradas por el estudio, está cerca del promedio mundial de 67 puntos porcentuales.
Consumo de drogas
Según datos presentados por el SEDRONAR recientemente, comparado a siete años atrás, se triplicó el número de jóvenes que alguna vez consumió cocaína. La presencia del éxtasis, por su parte, aumentó en un 200% mientras que su iniciación en el consumo que antes era a los 16 años, hoy pasó a ser a los 14 y medio.
Los datos están incluidos en el Estudio de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población General, que encuestó a 20.658 personas de entre 12 y 65 años.
Las causas de muerte
Acorde con una tendencia que es mundial, el 61,5% de las muertes adolescentes en Argentina se producen por causas violentas o externas -como accidentes, suicidios y homicidios- y por cada chica de entre 10 y 19 años que fallece en el país, pierden la vida dos varones.
La principal causa de muerte entre los adolescentes son las “lesiones no intencionales” (como hechos de tránsito, ahogamiento por inmersión y ahorcamiento accidentales), que explican el 30% de los decesos, seguido por los suicidios (13%), otras muertes violentas “de intención no determinada” (9,6%), los tumores (9,4%) y los homicidios (8,9%).
Estos datos se desprenden del informe “Situación de Salud de las y los Adolescentes en la Argentina”, elaborado hace unos meses por el Ministerio de Salud y Unicef a partir de las estadísticas disponibles en distintos organismos.