Retos y desafíos del lenguaje: la Conferencia Internacional de Cairo+20.

Por María Alicia Gutiérrez.

Coordinadora del Área de Advocacy de FUSA.

Hace escasos días se realizó en Nueva York  la 47 Reunión de la Comisión de Naciones Unidas de Población y Desarrollo Cairo+20 y después del 2014. El evento, de suma importancia en el proceso de revisión final que culminará en septiembre, fue antecedido de conferencias regionales desarrolladas durante 2013. La de América Latina y el Caribe  realizada en Montevideo y de cuyos debates resultó un documento clave, el  Consenso de Montevideo, firmado por los países participantes de la región avanza en propuestas y legislaciones sobre los temas  clave de la Plataforma de Acción.  Como país anfitrión de la Reunión estuvo Uruguay en la figura de su Embajador  que partiendo de  un draft zero de  alrededor de 28 páginas logró articular un documento de consenso luego de  numerosos debates, dificultades y controversias. Los intercambios iniciales marcaron un modus operandi que hubo que ir desbaratando lentamente y con pericia: los países alineados en posiciones conservadores aducían sistemáticamente problemas de procedimiento, de ubicación en la sala y varias argucias más para dilatar el tiempo del debate y demorar los consensos necesarios para el documento final que se logró en las últimas horas del viernes, fecha límite para su entrega.

La conformación de la delegación argentina encabezada por la Embajadora Marita Percival y los funcionarios de carrera/negociadores Luz Mellon y Eduardo Porretti incluyó a representantes de las organizaciones de la sociedad civil, articuladas en la Alianza de las Organizaciones de la Sociedad Civil, quienes  habían formula 47 Reunión de la Comisión de Naciones Unidas de Población y Desarrollo Cairo+20do un documento de revisión para la reunión de Montevideo. La conformaban: Mabel Bianco (FEIM), Lourdes Bascary CELS) Paola García Rey (Amnesty Internacional) Marcelo Ferreyra (Global Initiative for Sexuality and Human Rights – Heartland Alliance for Human Needs & Human Rights) Victoria Tesoriero (CDD)  Mariel Bernal Vilte (Kolla-ECMIA: “Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las Américas”) Pamela Martin García (CEDEM), Mariana Iacono ( mujeres viviendo con VIH), Maria Alicia Gutiérrez (FUSA). La cálida recepción y el reconocimiento de los saberes compartidos produjo una sinergia de trabajo que apuntaló la excelente intervención de los negociadores.

Dada la imposibilidad de articular estrategias y  propuestas bajo la cobertura de la CELAC, Argentina instrumentó una reunión con diversos países de América Latina y el Caribe para poder acordar en algunos  puntos básicos: incluir derechos sexuales, la continuación de la revisión de la Conferencia más allá del 2014 y la estrecha relación con la revisión de las Metas del Milenio 2015; la inclusión de los tratados internacionales, regionales y locales entre otros.  Se logró un acuerdo básico regional (con auto exclusión de Guatemala, Honduras y Nicaragua) sin que ello obstara la toma de posiciones nacionales en otros conflictivos campos temáticos.

¿Qué temas definieron los puntos de fricción y como se organizaron las diferentes coaliciones/estrategias? (algunos de los tópicos).

Derechos sexuales: lenguaje que no permeo la Conferencia 1994 y fue motivo de enormes controversias en las revisiones sucesivas. Esa puja prevaleció en el debate actual. La idea de la reproducción y la sexualidad bajo el paraguas del derecho a la salud sigue persistiendo y en ese sentido es complejo introducir  avances. Sin embargo, tampoco es posible ocultarlo. El enorme trabajo desarrollado, tanto entre las intrincadas paredes de Naciones Unidas  como de las organizaciones sociales en los diversos niveles de interacción no permitieron que dicha  formulación sea olvidada y más aún, como el retorno de lo reprimido, reaparece en varios cuestionamientos (entre otros la inclusión o no de “familias” por sobre el monolítico heterosexual “familia”).

Soberanía: la  inclusión del concepto de soberanía como paraguas para el desarrollo de los derechos humanos locales y el resguardo de cualquier forma de intromisión de unos estados sobre otros (antiguo debate que tiene un sustrato muy fuerte en la memoria sangrante de los procesos de colonización). Sin embargo, y con el avance de las regulaciones internacionales, se levanta una sospecha: si soberanía es autonomía legítima en la toma de decisiones locales o supone regirse sólo por las creencias culturales, tradiciones, religiosos. No se podría menos que acordar por  el respeto irrestricto a la  soberanía pero, al contraponerlo con lo global presupone el desconocimiento de acuerdos regionales e internacionales  lo que resta eficacia a la demanda de grupos e individuos en otras esferas que trasciendan el Estado Nación.

Pobreza:  la controversia  que atravesó Cairo 1994, retorno revitalizada tras el desarrollo sustentable y las condiciones de mitigación y o eliminación de la pobreza. La Santa Sede nuevamente enarbola su bandera de defensa de los pobres contra las supuestas políticas de derecho que quieren eliminar no la pobreza como mal endémico e injusto sino a los pobres a través de políticas de control de la fertilidad. Viejo argumento reciclado que no se entiende, ni se explica porque va en contradicción con los derechos humanos básicos de las personas.

SOGI (sigla en inglés para orientación sexual e identidad de género) las organizaciones de la sociedad civil junto con algunos países (entre ellos Argentina) intentaron que el derecho quedara explicitado en el documento, lo que no fue posible frente a las resistencia de países y alianzas conservadoras.

Hubo grandes ausentes en el debate: entre otros, el aborto que fue silenciado mayoritariamente (excepto países del norte de Europa, la India, Nepal y Cuba que promovían revisar y remover las leyes restrictivas)  trabajo sexual y  otros temas.

Al igual que en Cairo una de las tareas de la Articulación Feminista y las organizaciones de la sociedad fue enfrentar, en el campo discursivo, a los diversos grupos fundamentalistas, encabezados básicamente por la Santa Sede pero también por otras religiones y tradiciones. Algunos países africanos reunidos en el Grupo Africano, con Camerun a la cabeza, llevaron la voz cantante de la oposición conservadora. Este monolítico bloque defensor de las tradiciones culturales y religiosas tenía sus fisuras representado en Sud Africa y otros países que sistemáticamente intentaban salir de ese encorsetamiento. Lo mismo se visualizó con los países árabes cuyo vocero principal Egipto, intentó aglutinar un bloque que también (caso Libano en el tema SOGI) mostro sus fisuras y diferencias. Esto nos habla de una serie de realineamientos que si bien tienen sustratos comunes y convergentes, difieren en algunos temas y eso hace posible pensar en un armado de una delicada filigrana de acuerdos y alianzas.

Para finalizar,  si bien la Conferencia de Población y Desarrollo plantea un sinnúmero de problemáticas que hacen a los tópicos de su propia nominación (desarrollo sustentable, soberanía alimentaria, migración entre otros), los cuerpos y la sexualidad están jugando un rol altamente significante en la construcción discursiva del derecho internacional y en los realineamientos geopolíticos del orden multilateral. Este proceso que se inicia hacia fines del Siglo XX  y que se puso en la escena internacional con las diversas conferencias de Naciones Unidas de la década del 90 del siglo pasado, reapareció fuertemente en los debates recientes y en la necesidad de defender como punto de no retorno la propia Conferencia de Cairo del 1994. No son nuevos estos realineamientos: han aparecido en cada una de las revisiones realizadas en este complejo proceso de veinte años. El desarrollo de los acontecimientos y la gestión de Uruguay como país líder de la conferencia, permitió acceder a un documento de consenso que traduce en alguna medida la dificultad y la potencialidad de las negociaciones para que el juego no finalice en un suma cero. En este contexto si bien fueron logrados algunos avances  (defensa de los derechos humanos de las personas afrodescendientes y de las poblaciones indígenas) quedaron por fuera el acceso al aborto legal y seguro  y  el derecho  a una vida  libre de violencias  basada en la identidad de género y la orientación sexual.

El documento adolece de enormes deficiencias, los vacíos siguen siendo demasiados. La lucha continua. Entre lo global y lo local, en ese campo de disputas que la sexualidad y los derechos conllevan  es imperativo continuar construyendo espacios donde las demandas y necesidades de las personas puedan ser expresadas como es el caso de la presentación del Proyecto de ILE de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en nuestro país.

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