María Alicia Gutierrez, coordinadora del área de Advocacy de FUSA, estuvo presente el lunes 22 de Septiembre como parte de la delegación oficial argentina a la Sesión Especial sobre la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo que se desarrolló en Nueva York. Participó como integrante de la sociedad civil, en representación del Grupo FUSA.
Entrevista a María Alicia Gutierrez (coordinadora del área de Advocacy) en Comunicar Igualdad.
Maria Alicia Gutierrez es socióloga y fue parte de la delegación oficial argentina a la Sesión Especial sobre la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo que se desarrolló el 22 de septiembre en Nueva York. Participó como integrante de la sociedad civil, en representación del Grupo FUSA. En esta entrevista analiza el rol de la delegación argentina durante el evento y qué puede esperarse a futuro en el consenso regional e internacional sobre derechos sexuales y reproductivos.
Por Gabriela Socias, desde Nueva York. (Comunicar Igualdad)
COMUNICAR IGUALDAD- ¿Cómo viviste esta instancia de Revisión Operativa del Programa de Acción?
-Me parece que lo más interesante es lo que sucede en la Alianza de las Organizaciones de la Sociedad Civil en Argentina. Creo que ha sido el peso que hemos ido adquiriendo lo que ha hecho que desde Cancillería se nos reconozca para participar en esta instancia, cosa que no pasó en la reunión regional de CEPAL en Montevideo. Por otro lado, la conmemoración del año del Consenso de Montevideo en el Congreso, el día 2 de septiembre, fue muy importante por la presencia de personas de diversas procedencias, organizaciones sociales y funcionarios de distintas esferas del poder. La instancia específica en Nueva York, en la Asamblea General, es un poco expectante porque si bien uno sabía que el documento estaba consensuado y que iban a hablar los representantes de los diferentes países siempre es interesante escuchar porque a veces uno se lleva sorpresas para bien o para mal. Por otro lado había una situación muy particular, de extrema seguridad (se entiende por el hecho de que había varios eventos de alta significación y muchos presidentes de diferentes países) que hacían un poco incómoda la estadía dentro de la Asamblea.
-¿Cómo evaluás el papel de Argentina, durante la Sesión, pero también durante todo el proceso?
-Durante el proceso creo que la Argentina tuvo un lugar importante de liderazgo en la región (aparte del de Uruguay, obviamente) y se posicionó claramente de acuerdo al Consenso de Montevideo y al Informe del Secretario General. Esa tarea fue llevada a cabo magistralmente en la reunión previa en abril por Eduardo Porretti y Luz Melon, dos negociadores de enorme capacidad y conocimiento. La reunión reciente fue menos relevante en términos que no se negociaba pero considero que una vez más, en estos temas, la Argentina no está representada como se merece. No tiene nada que ver con las personas que fueron en representación oficial, sino con los rangos políticos. En la Asamblea hablaron desde presidentes, ministros, secretarios, etc. de una diversidad de países y esos rangos no estaban en la delegación argentina. Por decisión del presidente de la Asamblea, 30 países quedaron sin posibilidad de hablar. En el tiempo que restaba le dio lugar a las organizaciones de la sociedad civil, que es dable destacar el papel de Ana González representando la alianza latinoamericana de las organizaciones feministas. Frente a esa situación, varios países hicieron reclamos ( Argentina lo hizo cuando tuvo registro que no iban a hablar pero, ante la negativa, se retiraron de la sesión). Brasil, Senegal y Rusia dejaron sentadas sus quejas, interpelaron al presidente de la Asamblea y solicitaron que sus palabras quedaran como anexos al documento sabiendo que no tenía la misma trascendencia que hablar en la Asamblea. Está claro que los procedimientos “democráticos” de Naciones Unidas dejan mucho que desear pero la posición de Argentina de retirarse le restó la posibilidad de dejar oficialmente sentado el reclamo y la queja. Sólo estábamos en el recinto las personas autorizadas a estar en la delegación oficial de la sociedad civil que obviamente no tenemos voz. Creo que esto es un ejemplo de la conformación de la delegación que no estaba a la altura de la importancia del debate de la CPD.
-¿Crees que la Agenda del Cairo se ha plasmado en la realidad nacional? ¿En que sí y en que no? ¿Cuáles son las principales deudas?
-Algunas cosas de Cairo se han plasmado en la realidad nacional. Por empezar, el cambio de paradigma hacia los derechos humanos que está consagrado en los pactos que forman parte de la Constitución y en varias leyes que se han dictado desde hace muchos años. De todos modos, y como consignamos en nuestro documento a Montevideo, no se ha logrado la implementación en algunos casos totalmente, en otros en parte del espíritu y el planteo de las leyes. Ni se mencionó en las discusiones en Naciones Unidas la gran deuda pendiente sigue siendo el aborto. De todos modos yo me estoy refiriendo a los aspectos de derechos sexuales y reproductivos pero Cairo es mucho más que eso, temas de los que no me considero autorizada para opinar.
-¿En qué medida la Agenda del Cairo está siendo incorporada a la Agenda Post2015 y los Objetivos de Desarrollo Sustentable?
-El intento de plantear Cairo +20 y después, justamente tenía que ver con que los principios de Cairo, sus deudas y aquellos aspectos que, en muchos países, siguen totalmente invisibilizados pudieran seguir estando presentes en el debate de la agenda Post2015/ODS. Creo que otra instancia que no hay que desmerecer son las reuniones regionales que se empiezan a hacer (en Latinoamerica serán el 17 y 18 de noviembre en CEPAL/Santiago de Chile) sobre Beijing+20 donde muchos temas que hacen a la autonomía de las mujeres reaparecen y serán rediscutidos.
FUENTE: Comunicar Igualdad
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