ESI: mucho más que genitalidad

Por Daniela Giacomazzo, Coordinadora del Área de Expansión comunitaria de FUSA AC y especialista en Educación Sexual Integral.

El llamado a licitación del Ministerio de Salud para la compra de kits de promoción de la salud sexual, incluidos diez mil penes de madera,  abrió una discusión en las redes sociales polemizando sobre su compra. Si bien es habitual la licitación de este y otros insumos (como métodos anticonceptivos) el debate generado es una gran oportunidad para pensar algunas dimensiones de la educación sexual integral.

En primer lugar, es sumamente importante promover el uso efectivo del preservativo para penes. Argentina presenta una tendencia en aumento de infecciones de transmisión sexual, en que los más afectados son adolescentes y jóvenes. Según el último boletín publicado por la Dirección de Respuesta al VIH, ITS, Hepatitis Virales y Tuberculosis del Ministerio de Salud de la Nación (Diciembre, 2020), la incidencia de sífilis en el grupo de 15 a 24 años es casi el triple de la tasa en la población general y presenta una tendencia ascendente en los últimos cinco años. Respecto al VIH, las tasas descendieron en todos los grupos etarios de varones y mujeres, salvo entre los varones de 15 a 19 años, donde se mantuvieron estables. Trabajar con materiales didácticos la importancia del preservativo y su correcto uso  permite aproximarse a un saber práctico necesario en todo proceso de aprendizaje.

En segundo lugar, es interesante remarcar que los penes de madera distan mucho a los penes de la vida real. Desde la integralidad de la educación sexual, también es necesario hablar de corporalidades en sentido plural, sin construir expectativas irreales y por lo tanto inalcanzables, de cómo hay que ser o actuar. Si utilizamos un pene de madera para explicar la colocación del preservativo, es también una buena ocasión para construir un debate sobre cualquier mito sobre el tamaño y forma, hablar sobre el placer, el consentimiento, y las diferentes prácticas sexuales que existen, más allá de la penetración.

Esta discusión también nos permite preguntarnos: ¿y no hay modelos de vulvas? Pareciera que el pene está más visible en todas sus aristas, incluso en la utilización de insumos para hablar de prevención. Visibilizar vulvas implica también conocer más la morfología, por ejemplo su diferencia con la vagina (muchas veces aparecen como sinónimos) y de esta manera discutir sobre el goce y el disfrute del cuerpo. También es una oportunidad para hacer foco en que no existen métodos seguros para prácticas sexuales que involucren a dos personas con vulva, mas allá de la utilización del campo de látex, un método artesanal, – se fabrica a partir de un preservativo peneano- incómodo e insuficiente. Aquí la necesidad de una ESI que promueva prácticas de cuidado en el ejercicio de la sexualidad en todas sus posibilidades y políticas públicas que traduzcan en la promoción de la autonomía y el cuidado del cuerpo de las mujeres cis, lesbianas, bisexuales, varones trans, no binaries y otras identidades. 

La ESI que queremos es con penes de madera, pero desde la integralidad y eso supone pensar en el cuidado del cuerpo pero también hablar de afectividades, de las inequidades de género en todos sus esferas, de la salud social y emocional (y no sólo física), del ejercicio de derechos y de diversidades de género, identitarias, de cuerpos, etcétera. ESI no es genitalidad. ESI no es hablar de sexualidad desde una posición amenazante, ni médica, ni biológica. ESI es poder promover relaciones equitativas, basadas en el respeto, en el cuidado y en la vivencia de una sexualidad placentera en todas sus dimensiones.

Para solicitar talleres o capacitaciones sobre Educación Sexual Integral escribir a talleres@grupofusa.org.

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